¿El hombre más influyente de Perú? La historia de Julio Velarde
Julio Velarde no es un hombre de palabras grandilocuentes ni de gestos llamativos. Al contrario, en los pasillos del Banco Central de Reserva del Perú, se le reconoce por su serenidad y enfoque calculado. En mi experiencia personal, pocas figuras públicas han mantenido una reputación tan sólida en un panorama económico tan volátil como el de Perú. ¿Qué lo hace tan especial?
Su historia comienza en 1974, cuando egresó de la Universidad del Pacífico, casa de estudio en el cual también me formé, con el primer puesto de su promoción en Economía. Velarde nunca fue un estudiante común. Sus profesores, según cuentan, encontraban en sus preguntas un desafío constante, respaldadas siempre por una lectura adelantada y profunda. En aquel entonces, sin acceso a herramientas como Internet, destacaba como un autodidacta que entendía la economía como un arte tanto como una ciencia.
Un mentor enciclopédico
Velarde no solo acumuló títulos, incluyendo estudios doctorales en la Universidad de Brown, sino también respeto. Su paso por las aulas como profesor dejó huella. Imaginemos una clase de Teoría Monetaria impartida por él: desafiante al extremo, pero tan reveladora que solo los más comprometidos permanecían. ¿No es esta la esencia de un maestro?
Gustavo Yamada, académico de la Universidad del Pacífico, lo describe como un economista integral, alguien capaz de conectar puntos entre economía, historia y arte. En palabras de Yamada, Velarde es un "sabio enciclopédico", una descripción que pocos en el ámbito monetario pueden reclamar sin titubeos.
Estabilizador de tormentas económicas
Su verdadero protagonismo comenzó en los años 90, cuando Perú enfrentaba una de las crisis económicas más profundas de su historia. Aunque muchos recuerdan la frase "Que Dios nos ayude" del entonces ministro Juan Carlos Hurtado Miller, quienes conocieron el trabajo detrás de escena saben que fue Velarde quien ayudó a sentar las bases para controlar la inflación. Desde entonces, su relación con el BCRP se ha mantenido como una constante.
Velarde regresó a liderar el Banco en 2006 y ha continuado en el cargo, siendo ratificado para un cuarto período en 2021. Cada decisión tomada bajo su liderazgo ha sido un equilibrio entre prudencia y audacia, cualidades esenciales en política monetaria.
Más allá de las cifras
Una de las anécdotas más curiosas de su carrera ocurrió en 2018, cuando Perú clasificó al Mundial de Fútbol. Durante una sesión en el Congreso, un legislador le preguntó sobre el impacto de las ventas de álbumes de figuritas en la inflación. Velarde, sin inmutarse, respondió con precisión, demostrando que su conocimiento no tiene límites.
Esto, más que un simple dato anecdótico, refuerza su capacidad para comprender cómo hasta los detalles aparentemente menores afectan la economía. Y quizá es esta atención al detalle la que lo ha llevado a ser reconocido múltiples veces como el mejor banquero central del mundo.
Una figura única en el panorama público
En un país donde las instituciones frecuentemente enfrentan críticas, Velarde ha logrado algo extraordinario: construir una imagen de confianza y estabilidad. Su estilo sereno y su habilidad para admitir errores, cuando los hay, lo han convertido en una figura que trasciende la política.
El legado de Julio Velarde no se mide únicamente en términos de crecimiento económico o control de la inflación. Se trata también de la demostración de que el liderazgo técnico, guiado por principios sólidos, puede transformar realidades complejas. ¿Qué lecciones podemos extraer de su trayectoria? Quizá la más importante es que, en un mundo de incertidumbres, la estabilidad bien administrada no es solo deseable, sino alcanzable.